La rata, un animal social

Las ratas son animales felices, criaturas entusiastas por naturaleza, que basan su vida en jugar con sus compañeros, explorar o desencadenar problemas. Una rata que no tiene otra rata con la que vivir es una rata triste, deprimida, solitaria y gruñona.

En ocasiones, los dueños que tienen una única rata piensan que ellos pueden suplir su falta de congéneres con una atención profusa y dedicada casi 24 horas al día hacia su animal, pero no pueden estar más equivocados. Las ratas son animales muy sociales que ganan calidad de vida en compañía. No es natural que vivan solas. Las ratas juegan, acicalan, y duermen juntas, manteniendo el calor entre ellas. Ellas también se comunican por el tacto y el olfato, y por el sonido en frecuencias que ni nosotros ni otros muchos animales podemos oír. Ninguna cantidad de atención humana ni de otra especie distinta puede reemplazar totalmente la compañía de otra rata. A pesar de que las ratas quieran a sus dueños, tener una amiga rata además de un compañero humano  es totalmente necesario.

Es muy poco frecuente que una rata sea demasiado agresiva como para vivir con otra. En muchos casos, todo lo que se necesita es un proceso de introducción más gradual y paciencia. La grandísima mayoría de las ratas no son tan ariscas como para tener que vivir en solitario el resto de sus vidas, por lo que si creías que éste era tu caso, es muy posible que sólo necesites más dedicación.

Porque no es el comportamiento natural de las ratas el estar solas, en ocasiones pueden desarrollar tendencias neuróticas o problemas de comportamiento, así como patologías físicas derivadas del estrés.

A pesar de las apariencias matemáticas, mantener dos ratas no es significativamente más caro ni trabajoso que mantener una sola, e incluso, lo es menos, pues entre ambas se entretienen y se hacen compañía, y así es más sencillo para nosotros desarrollar otras actividades que no podríamos realizar con ellas.

Una opinión muy extendida es que la rata que vive con otras ratas deja de desarrollar un vínculo fuerte con su dueño, y que no le observan con el mismo cariño, y es algo completamente falso. Otras personas creen erróneamente que las ratas ya adultas no pueden socializar con otras ratas, que ya son demasiado mayores como para acostumbrarse a una nueva situación, pero nada más lejano a la realidad. Las ratas son capaces de aceptar a nuevos miembros en su clan hasta el último día.

No existe ningún motivo que justifique que las ratas deban vivir en soledad, ni siquiera nuestras circunstancias personales, pues no son ellas quienes deben pagarlas. Recuerda, nunca una rata sola.