Alimentación

El primer paso para una buena salud se da con una buena alimentación. Por ello, es necesario conocer los alimentos que las ratas pueden comer de manera habitual, cuáles no y qué otros pueden resultar peligrosos para ellas. Así, podremos ofrecerles la mejor nutrición sin afectar a su salud.

Podemos estudiar más a fondo la alimentación de esta especie a raíz de sus necesidades nutricionales. Además de la alimentación en seco, que debe dejarse a total disposición del animal, debemos proporcionarles, de manera diaria, una pequeña ración de verduras frescas y algunas frutas que complementarán su dieta, que aportarán las vitaminas y minerales necesarios para un correcto desarrollo.

Del mismo modo, las necesidades nutricionales no son idénticas para un mismo individuo a lo largo de toda su vida, sino que varían con su condición física, fisiológica o su edad. Por ello, debemos adaptar la dieta en función de su situación.

A grandes rasgos, podemos diferenciar dos tipos de dieta:

  • Dieta de crecimiento: para ratitas hasta 4 meses, hembras gestantes y/o en periodo de lactancia.
  • Dieta de mantenimiento: para ratas de más de 4 meses hasta su senectud.

Pero también podemos modificar su alimentación para conseguir cambios en su condición corporal:

  • Dieta para aumentar de peso: especialmente para ratas enfermas, convalencientes o de edad avanzada.
  • Dieta para bajar de peso: para ratas con tendencia a la obesidad.

Así, las necesidades nutricionales para la rata son las siguientes:

Proteínas:

Las proteínas son esenciales para el crecimiento y reparación de todas las células del cuerpo. Una falta o exceso de proteínas provoca daños en el cuerpo. La falta de proteínas reduce las defensas, el crecimiento y el desarrollo intelectual, mientras que el exceso provoca daños en riñones e hígado.

Una rata adulta necesita aproximadamente un 14% de proteína en su dieta. Las ratas en crecimiento (hasta los 4 meses de edad) y madres embarazadas o con crías lactantes necesitan un aporte más alto de proteínas entre un 18 y un 20%.

Lípidos:

Los lípidos son una fuente muy útil de energía, y además de esto realizan otras funciones: estructural, reguladora, transportadora y biocatalizadora, por lo que son esenciales para una buena salud. Una dieta con demasiados lípidos puede provocar problemas de la piel, obesidad, enquistamientos… mientras que una dieta demasiado escasa no permitirá un correcto desarrollo corporal.

Las ratas adultas necesitan sobre un 4% de grasas de buena calidad en su dieta. Para las ratas en crecimiento o hembras embrazadas o con bebés estos valores deben ser ligeramente más altos, permitiéndose hasta un 6%. La leche materna de las ratas se compone de un 20% de lípidos en el momento del parto, aunque este porcentaje va disminuyendo según la edad de las crías.

Además, los alimentos con omegas 3 y 6 son considerados una buena fuente lipídica.

Hidratos de Carbono:

La principal función de los hidratos de carbono es la producción de energía de consumo inmediato. Por el metabolismo tan rápido de estos animales, los hidratos de carbono deben constituir la mayor de la dieta de una rata adulta (hasta un 80% aproximadamente). Durante el crecimiento y la lactancia se debe reducir la cantidad de hidratos de carbono y aumentar la de proteínas y lípidos, pues son los que ayudarán a desarrollar más intensamente el cuerpo de los animales en estas etapas.

Fibra:

Al contrario que otros roedores, las ratas no necesitan un aporte de fibra extra en su dieta ya que sus necesidades de ésta están cubiertas con los cereales que consumen, de ahí la importancia de que éstos sean integrales y no refinados.

Vitaminas:

Para garantizar un aporte vitamínico completo y correcto, es importante complementar la mezcla de semillas con verduras y frutas, de manera variada, para poder todos los días cubrir las necesidades de los animales.

Minerales:

Al igual que las vitaminas, es necesario que aportemos de manera diaria alimento fresco variado para complementar los minerales que se obtienen a través de las semillas. Debemos prestar especial atención al calcio, pues un exceso de éste puede producir cristales renales que puedan derivar incluso en un problema de por vida. El magnesio es un buen aliado en estos por su cualidad protectora frente al calcio, pero un exceso tampoco es recomendable.

Eso sí, no olvidemos que un correcto aporte de calcio, así como de fósforo, es muy importante especialmente en épocas de crecimiento, el embarazo y la lactancia, para la fijación de los huesos y la producción de leche, por lo que complementar ligeramente la dieta en estas etapas con alimentos ricos en calcio esporádicamente, puede tener efectos positivos.

Siguiendo una dieta de mantenimiento:

Agua 10%
Proteínas 13% -14%
Lípidos 3% – 4%
Calcio 0.5%

Siguiendo una dieta de crecimiento:

Agua 10%
Proteínas 18% – 20%
Lípidos 4% – 6%
Calcio 1%