Aunque la rata dedica mucho de su tiempo a su aseo propio y el de sus compañeros, en ocasiones puede suceder que necesitemos un extra de higiene. De manera habitual no debemos bañar a los animales, pero quizá algún día esporádico podemos ofrecerles un buen lavado.
Antes de ponernos a bañar a nuestra rata, debemos conocer algunos datos que nos serán muy útiles a la hora de elegir un champú y la técnica que utilizaremos para hacerlo. Es importante saber que el pH de la rata no se parece al de los seres humanos, y por tanto, no podemos utilizar champús específicos para personas. Incluso aunque ponga «neutro» en el envase, muchas veces se referirá a una neutralidad para nuestra propia piel, sobre un 5.5 de pH, y no a una neutralidad real. Aunque la piel de las ratas también posee un pH ácido, no lo es tanto como el de los seres humanos, sino que se encuentra en torno a un 6.4 de pH. Por lo tanto, NUNCA utilizaremos champús destinados a personas, ni siquiera para bebés.
Es posible que encontremos algunos productos de higiene especiales para roedores, e incluso para hurones y ratas, pero estos artículos que abarcan varias especies sólo presentan un pH intermedio para todas ellas, por lo que en realidad, no tiene validez para ninguna. Es muy poco habitual que podamos encontrar productos específicos para ratas únicamente, y que además estén bien formulados. Recomendamos entonces emplear un champú específico para gatos, y siempre que nos sea posible, gatos cachorros, pues son los animales con más similitud en su pH, con un 6.5 aproximadamente.
Emplear productos no adecuados con nuestras mascotas puede provocar daños en la piel y el pelo, además de dermatitis, alergias y otras afecciones cutáneas.
Una vez hayamos encontrado un champú plenamente válido para nuestras ratas, debemos saber que no deberemos bañarlas si están enfermas o heridas, pues sus defensas se encuentran debilitadas y podemos predisponerles a empeorar su salud. Así, esperaremos a que sanen para proceder al baño. Del mismo modo, tampoco debemos bañar a nuestras mascotas si no tienen al menos 3 meses de edad, pues sus defensas tampoco están formadas plenamente; o si ya tienen una edad muy avanzada y están en el declive de su vida. Son grupos de riesgo y podemos poner en peligro su salud. Si tampoco conocemos el carácter de la rata o aún no hemos estrechado vínculos con ella, podemos crearles estrés e inseguridad, y esto puede reflejarse posteriormente en reacciones bruscas o agresividad. Es mejor esperar a que nos conozca a fondo, y nosotros a ella.
En el caso de que nuestras ratas sean aptas para darse un baño, debemos realizar una serie de preparativos para nuestra comodidad y la de nuestras mascotas. Tener a mano la toalla y el champú es algo evidente, pero también debemos vigilar que la temperatura donde vayamos a realizar el baño sea adecuada, no excesivamente fría, y que, por supuesto, no existan corrientes de aire.
Con un par de dedos de agua en nuestro lavabo, bañera o un barreño será suficiente, pues así el animal se sentirá seguro y cómodo, sin sentir que puede peligrar su vida. El agua debe estar siempre sobre los 39ºC, algo por encima de la propia temperatura corporal de la rata, para que no puedan sentirse frías, sino lo más similar a sí mismas. Podemos verter un poco del champú en el agua y posteriormente introducir a la rata. Debemos dejarle un poco de tiempo para que se acostumbre a la sensación, intentando tranquilizarla si vemos nerviosismo.
Cuando el animal se haya tranquilizado, podemos empaparla con el agua jabonosa, evitando siempre la cara y las orejas, y frotando suavemente por todo el cuerpo. Posteriormente, hemos de aclararla muy bien con el propio grifo, vigilando siempre que la temperatura sea correcta. Aprovecharemos esta ligera presión para arrastrar el jabón con mayor facilidad. No olvidemos vigilar que también en esta ocasión, la cara y las orejas deben estar siempre protegidos del agua.
Una vez aclarada, la escurriremos un poco, apretando con suavidad su piel y sus patitas, secándola inmediatamente con una toalla. Hay quien opta por emplear el secador, pero suele estresar innecesariamente al animal, por lo que la mejor opción es que una vez seca, pongamos a la rata cerca de nuestra piel para que vaya recuperando la temperatura con ayuda de nuestro calor corporal. Hay que tener especial cuidado con las orejas y secarlas muy bien, ya que si le quedan húmedas puede derivar en una otitis. Ojo también con las corrientes de aire durante y tras el baño, pues al estar mojadas son más vulnerables a enfermedades e infecciones.
No se debe abusar del baño: Las ratas, al igual que nosotros, tienen una capa de grasa protectora de la piel y el cuero cabelludo, que las protegen de los ataques externos. Si las bañamos demasiado a menudo, su piel queda desprotegida y será más vulnerable al sol, al frío, alergias, afecciones de la piel e, incluso, a los parásitos. El tiempo mínimo para repetir un baño es cada 3 ó 4 meses, y si nos es posible, espaciarlo más en el tiempo siempre será bueno. No hay que olvidar que si no están sucias no hay porqué bañarlas tanto ya que ellas mismas se encargan de su propia higiene corporal. Mantener su jaula y zona de juegos en correcto estado ayudará a que nuestras mascotas permanezcan limpias durante más tiempo.