Ratas y otros animales

Muchas veces nos planteamos si es una buena idea convivir con ratas y animales de otras especies a un mismo tiempo: perros, gatos, conejos, hurones… Cada vez es más frecuente que los hogares estén llenos de amor de muchos tipos diferentes.

PERROS Y GATOS

Es un mito muy extendido que si viven perros o gatos en casa, ya estamos condenados a no poder disfrutar de la compañía de las ratas, pero nada más lejano a la realidad: esto depende del carácter de todos los animales implicados y de nuestros recursos como mediadores en esta convivencia.

Tanto perros como gatos pueden sentirse atraídos por el olor y movimiento de las ratas, ya que éstas son muy llamativas no solamente en el exterior sino también mientras están en sus jaulas. No es raro ver cómo perros y gatos se colocan cerca de la jaula para entretenerse viendo a las ratas moverse por toda ella, sin que esto signifique necesariamente que su intención sea darles caza.

Si nuestros perros o gatos son tranquilos podemos sin problema plantearnos la posibilidad de que ambas especies convivan en un mismo espacio, mientras que si son más nerviosos o transforman su estrés en actividad física (saltos, carreras, movimientos bruscos…) deberemos buscar una habitación aparte para las ratas, donde estos perros y gatos más alterables no puedan acceder.

Esto es así no solamente por el bien de las ratas, ya que toda esta muestra de estrés y ruido no será, con toda seguridad, bien recibida, sino también por la integridad física de los perros y gatos, pues las ratas son animales que, aunque pequeños, se defienden tremendamente bien y pueden herir fuertemente con sus dientes, debido a sus poderosas mandíbulas.

Incluso puede darse el caso de que, aunque nuestro perro o gato se muestre amistoso y tranquilo con las ratas, éstas decidan que prefieren no tenerles cerca, bien mostrando nerviosismo y miedo en su presencia, bien atacando directamente a los animales más grandes para defenderse a sí mismas.

En todos los casos en los que alguna de las partes no se encuentre cómoda con la existencia de la otra especie cerca de sí, debemos asumir que es posible que los animales no lleguen a interactuar nunca y debemos tener la posibilidad de separarlos en dos estancias diferentes. Es posible que en estos casos, muchos perros y gatos se coloquen frente a la puerta de la habitación escogida y maúllen, ladren, giman o rasquen la puerta, un comportamiento que cesará en pocos días al entender que queda fuera de su alcance.

Si no tenemos la opción de separar ratas y otros animales, en ese caso es preferible no incorporar nuevos miembros a la familia, ya que nunca se puede asegurar cómo van a reaccionar las ratas frente a perros y gatos, ni cómo éstos, a pesar del carácter que tengan habitualmente, puedan hacerlo frente a ellas. Debemos estar preparados para que la imposibilidad de convivencia sea una opción.

Por otra parte, también es posible que tanto ratas como perros o gatos no tengan miedo o lleguen a acostumbrarse a la presencia los unos de los otros, pudiendo llegar a compartir espacios como sofás o camas mientras estemos con ellos. Sea cual sea el nivel de convivencia entre ratas y perros o gatos, bajo ningún concepto deben dejarse a los animales juntos sin vigilancia extrema.

OTRAS ESPECIES

Aunque no son pocas las imágenes que se ven de ratas disfrutando de la compañía de otras especies como conejos, cobayas, ratones, hurones… Es una interacción que no recomendamos en absoluto, pues es muy peligrosa.

Los hurones, por ejemplo, son animales con un potente instinto cazador, cuyo alimento principal en libertad son nada más y nada menos que las ratas y otros roedores y aves pequeños. Además, son muy escurridizos y rápidos, y la probabilidad de que una rata sobreviva a una persecución de un hurón es bastante pequeña.

Respecto a ratones, hámsters, degús, pequeños reptiles y aves, sucede todo lo contrario. No solemos concebir a la rata como un animal cazador, pero sí lo es, y además muy eficiente. Por ello, dejar interactuar a nuestras ratas el más mínimo tiempo con especies más pequeñas puede suponer la muerte inmediata de estos animales.

Por otra parte, son los conejos, las cobayas y las chinchillas las especies más habituales con quienes tendemos a querer que nuestras ratas compartan su día a día o realicen visitas puntuales, pero no por ello es menos peligroso. En primer lugar, porque estos animales son más grandes y fuertes, y con un pequeño golpe que den a las ratas pueden hacerles mucho daño, pero también porque las ratas también son capaces de herir a estos animales físicamente con relativa gravedad. Además, un factor que no es muy conocido, es que las ratas pueden ser portadoras de Encephalitozoon cuniculi, una bacteria que afecta al sistema nervioso de lagomorfos y ciertos roedores, como cobayas o chinchillas, pudiendo producirles la muerte, mientras que el E. cuniculi no afecta a las ratas y por tanto no darían síntomas de padecerlo y no podríamos prevenir el contagio.

Ni que decir tiene que la convivencia de las ratas con especies que se alimentan de ellas, como ofidios o rapaces, no está aceptada ni es posible.

Por ello, no es recomendable la interacción de ratas con ninguna otra especie, de manera permanente ni puntual, por lo que es necesario que estas especies tengan espacios diferenciados en nuestra casa.